CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 31 de marzo de 2012

LA CRÍTICA DE ETTORE PARATORE AL MODELO PAOLIANO (I)



La crítica lingüística más concreta a la aproximación de Paoli a una gramática del macarroneo fue realizada en 1977 por Ettore Paratore1. La visión paoliana del macarroneo folenguiano, dice Paratore, es la de un lenguaje asumido ya en inmutables formas categoriales. Paoli piensa que se expresa en formas clásicamente irreprensibles, de tono augústeo todo aquello que es dejado íntegramente al discurso latino, y fija incluso un uso constante de todos los términos macarrónicos, que se presentan así como modelo de un lenguaje fijo, definitivamente estabilizado como un idioma de uso corriente2.

Paratore quiere demostrar la inconsistencia de la teoría de un macarroneo inmutable en Folengo que atribuye a Paoli3. Para él, la mayor carencia del estudioso florentino está constituida por la falta de investigaciones e hipótesis sobre la formación del tan proteiforme lenguaje folenguiano. El inexistente análisis de los componentes dialectales del macarroneo impide la enunciación de cualquier principio seguro4.

Afirma que Paoli se ve desorientado por formas verbales en las que el uso latino se altera (reduat) o se acopla alegremente a la conjugación vulgar (sofriremus, faritis, uscirat); y el hecho de que se limite a definir como anómalas o erróneas formas de declinación como Iuppiteris, centas, quattribus, frigidibus, grossibus o formas de conjugación como sat por scit, fare por facere, y saritis por eritis evidencia que Paoli no se da cuenta que el “descabellado espíritu subvertidor” de Folengo no se detiene ni ante las formas latinas consagradas cuando el tono de la escena lo exige5. Así, Paoli, tras haber constatado que Folengo habitualmente evita el artículo, se ve obligado a registrar que comparece siempre en las formas modeladas en bloque sobre el vulgar: un aium, un altrum, un minimum.6

Critica también el concepto formal de “macarronismo ilógico”: formas como adossum y afattum no representarían más que la consagración de la forma adverbial vulgar; en troppus y praestus sólo se da la usual atribución de la desinencia latina a palabras o expresiones vulgares, mientras que en fin donec, pur tamen o cum tecum hay una juguetona yuxtaposición de forma latina a italiana (latinizada en un caso con cum), que expresa el mismo concepto7.







1 Cf. E. PARATORE, “Il maccheroneo folenghiano”, Atti Convegno 1977, pp. 37-61.
2 Paratore da una expresión acabada al reproche fundamental que se le ha hecho a Paoli. Para ello se apoya en las afirmaciones de Bruno Migliorini sobre la diversidad de los lenguajes macarrónicos, variables de autor a autor, incluso en el propio Folengo, donde la “gamma non è fissa, cristallizzata, ma sempre mobile, trovata lí per lí secondo le circostanze, con una elasticità di associazioni mentali che permette a Merlino di essere ora umanista, ora cantambanco” (B. MIGLIORINI, o.c., pp. 75, 88 cit. por E. BONORA, o.c., p. 39). Este logro de Paratore es reconocido por el maestro Bonora (cf. “Stato attuale degli studi folenghiani”, Atti Convegno 1980, pp. 13-14, 25). Éste observa en Paoli un excesivo rigor filológico al buscar “una norma en la lengua folenguiana que es difícil establecer” (p. 15); rigor que probablemente “deriva dalla sua incorreggibile natura di fiorentino, di studioso nativo della città dalla quale ci sono venute le regole grammaticali e la più severa disciplina linguistica” (p. 25).
3 Será sorprendente comprobar como el ilustre latinista Paratore critica a menudo a Paoli por cosas que éste no ha dicho, o con las que está completamente de acuerdo. Así, esta idea de un macarroneo “inmutable” está en franca contradicción con la descripción que hace Paoli del proceso evolutivo del macarroneo folenguiano a través de las cuatro redacciones de las Maccheronee en el sentido de un progresivo enmacarronamiento motivado por la búsqueda de una fusión cada vez más orgánica de los elementos que lo componen (Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 92-94, 220-234)
4 Cf. E. PARATORE, o.c., p. 39-40. El escaso estudio del elemento vulgar en el macarróneo es una de las lacras de la crítica italiana, como se señala el propio Paratore. Parece, por otra parte, impropio tanto hablar de desinterés por determinar el origen del macarroneo como afirmar la imposibilidad de la enunciación de “cualquier principio seguro”, pues se ignora de tal suerte el carácter fundamentalmente sincrónico del estudio de Paoli, que le lleva a centrarse en la red. V para la descripción de lo que él entiende como norma lingüística y métrica del macarroneo folenguiano, mientras que en sus indagaciones diacrónicas abarca las cuatro redacciones. Paoli había elegido deliberadamente como objeto predominante de estudio el componente latino del macarroneo, y parece lógico pensar que una obra científica se juzgue por el éxito que consiga alcanzar en la consecución de los objetivos que se propone, no por los desiderata ajenos. De todas formas, un hecho constatable como el progresivo aumento del léxico macarrónico en detrimento del latino en la obra macarrónica de Folengo no se ve afectado por el hecho de que se llegue a determinar fehacientemente el origen de todos estos términos vulgares.
5 Cf. E. PARATORE, o.c., p. 40. Paratore presenta como “desorientación” el hecho de que Paoli exponga ejemplos de los macarronismos clasificados por él como morfológicos, es decir, palabras latinas erradas que reproducen en tono de burla los dislates del latinus grossus (cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 146, 149, 151). La dramática incompatibilidad entre la interpretación del macarróneo en Paoli y en críticos como Momigliano, Bonora, y el propio Pararatore, que interpretan estos errores voluntarios como índice de una parodia del latín clásico y/o humanista, genera tensiones dialécticas de este tipo.
6 Paratore afirma (p. 40) que Paoli “se ve obligado” a reconocer algo que está sin embargo en su propia concepción del macarróneo, es decir, el que Folengo adapte su lenguaje al tono de la narración poética, subiéndolo o bajándolo gracias al hábil manejo de los elementos heterogéneos que conforman su macarróneo (cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 36, 168 y esp. p. 78, donde se afirma que Folengo emplea el artículo cuando desea bajar el nivel de su macarróneo, según lo requiera la situación) .
7 Cf. E. PARATORE, o.c., p. 40


Imagen: El insigne latinista Ettore Paratore (1907-2000)

sábado, 24 de marzo de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE U. E. PAOLI (IX Y FIN): DIFERENCIAS ENTRE EL MACARRONEO FOLENGUIANO Y EL DE SUS PREDECESORES



Tras analizar el léxico macarrónico, Paoli cree poder establecer las características generales del macarroneo folenguiano en relación con el lenguaje de sus predecesores1:

La nota dominante del folenguiano es dada por la coexistencia de dos principios que, considerados en sí, son excluyentes: dar dignidad de lenguaje orgánico al macarroneo, manteniendo siempre exteriormente, más o menos, la pátina latina, y, por el contrario, evitar, en la medida de lo posible, los elementos que representan la latinidad regular. Sólo con una hábil atemperación de los dos criterios Folengo ha podido transformar en fusión lo que en los prefolenguianos era solamente yuxtaposición.
Contribuyen a dar constante colorido clásico al macarroneo folengiano: 1) la observancia de la regularidad prosódica (v. Appendice II, p. 174ss); 2) el frecuente uso de neologismos latinos (v. p. 139) o macarrónicos (v. p. 143); 3) el cuidado en evitar los versos bilingües (v. p. 35), y en general las palabras que son de vulgar inalterado, sea siquiera recurriendo a artificios demasiado simples, como el usar faloium por “falò” y ancoram por “ancora” (v. p. 161ss); 4) el uso limitado del artículo (v. p. 158).
El poeta evita, por otra parte, el predominio del léxico latino sobre el macarrónico, excluyendo, al menos que el tono lo exiga, versos o sucesiones de palabras de latín regular. De hecho, mientras que en los prefolenguianos predominan numéricamente las palabras de latín regular ( a las que da generalmente carácter macarrónico la prosodia errónea), en Folengo prevalecen las palabras léxicamente macarrónicas, no pudiendo ser elemento de macarronismo el error prosódico, que Folengo, como he dicho ya, y como he ampliamente documentado en el Appendice II, no admite.
Cuán consciente es la aplicación de los dos criterios excluyentes, es algo que se deduce del cotejo de las cuatro redacciones del Baldus (v. Appendice III, p. 220ss), donde son corregidos errores de prosodia pasados por alto en las redacciones precedentes, y se procede a su vez, con un afán constante, a la sustitución de palabras de latín regular por palabras léxicamente macarrónicas.
El lenguaje macarrónico de Folengo, como técnica, invierte así los criterios del prefolenguiano. Con los criterios adoptados Folengo ha hecho del macarroneo un lenguaje admirablemente orgánico, que se presta, con el hábil juego de elementos de naturaleza diversa, que coexisten sin elidirse, a elevar y a bajar el tono de la narración poética según lo requiera el argumento y el lenguaje lo consienta, y a dar a este lenguaje extravagante y compuesto la impronta de la excepcional personalidad del poeta.



1 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 167-168.

sábado, 17 de marzo de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE U. E. PAOLI (VIII): PECULIARIDADES DEL LÉXICO FOLENGUIANO


Por otra parte, en la interferencia1 plurilingüe que supone el macarroneo, el proceso de transferencia de elementos lingüísticos de unos sistemas a otros se ve comprometido por ciertos elementos vulgares que carecen de correspondiente formal en el latín. Paoli los clasifica del modo siguiente:

1) Empleo del artículo en los prefolenguianos y Folengo.2 Tal uso representa una directa intromisión del vulgar en el macarróneo. Debe distinguirse, no obstante, el artículo determinado ‘il’, ‘lo’, ‘la’ del indeterminado ‘un’, ‘uno’, ‘una’ que tiene, si no por el sentido, sí por la forma, un precedente latino en unus ‘uno solo’.

Hay frecuentes ejemplos en los prefolenguianos de artículo determinado (TIFI, (con sustantivo indeclinado), 120: la terra; 134: la gola; (con sust. declinado) 375: la gulam; 437: la panzam), incluso precedido de preposición (BASSANO, I 3: a la porta).

En Folengo, por el contrario, sólo aparece excepcionalmente como una l protética (ital. ‘lo’, ‘l’’) dada como prefijo a palabras con vocal inicial (XVI 441: lescam ‘l’esca’), normalmente en expresiones calcadas del vulgar (XI 654: lunum et laltrum ‘l’uno e l’altro’: lat. utrumque). Corresponde, en la mayoría de los casos, a un designio de bajar el nivel del macarroneo cuando el argumento lo requiere.

Respecto al artículo indeterminado, ya los prefolenguianos habían notado que 'un', unus, resultaba menos extraño al latín si quedaba distanciado de su sustantivo (TIFI, 44: est unus in Padua notus speziale “c’é in Padova un noto speziale”). Folengo, como siempre, parte de la técnica de sus predecesores para perfeccionarla. Al traducir el artículo ‘uno’, evita el nominativo singular, e intenta darle a unus un realce formal que compense su superfluidad lógica, separándolo del sustantivo, y colocándolo regularmente en frontera de verso (I 291: mortaro sed pistat aquam Sinibaldus in uno “ma Sinibaldo pesta l’acqua in un mortaio”; II 25: unius ingrati nulla cagione vasalli “da un vassallo senza motivo ingrato”).

Incluso cuando unus precede inmediatamente al sustantivo, comenta Paoli que se llega siempre a descubrir la razón que asegura a ese artículo lo que llama su “diritto di cittadinanza nel latino” (I 173-174: in uno / gruppetto; II 404-405: unam / solam gratiolam).

Se observa un uso más libre del artículo cuando forma parte de una frase calcada del vulgar (IV 49: vitam non stimet un aium “non stimi un aglio la vita”; VII 357: alloquitur se stessum sicut un altrum “parla con se stesso come con un altro”).

2) latinización de palabras vulgares oxítonas.3 Nos encontramos aquí ante un grupo de palabras oxítonas que no pueden ser remitidas al tipo ciuitas, -atis, uirtus, -utis, de las que derivan los sustantivos oxítonos más comunes del vulgar, como ‘città’, ‘virtù’.

Así, si de ‘beltà’ se puede formar beltas, no es posible adaptar a un esquema de declinación latina sustantivos como ‘Salò’, ‘falò’, e incluso, si se da, el ‘be be’de los rebaños. Dejar tales palabras sin declinar iría contra el criterio general de Folengo de evitar los términos de puro vulgar renunciando incluso a una forma puramente superficial de latinización. El modo de resolver esta cuestión es bastante simple: se latiniza estas palabras con el sufijo –um o –ium (XIV 75: sunt ubi sex centum pegorae cridantque bebeum “vi sono seicento pecore e gridano ‘be be’”; V 83: nodavere lagum, tandem venere Saloium “passarono a nuoto il lago, e finalmente arrivano a Salò”; V 113: et fuit ad magnam campagnam grande faloium “e per la grande campagna fu un gran falò”.

3) ilogismos macarrónicos.4 La necesidad, según Paoli, de presentar como latinas palabras que no se prestaban a ser declinadas sugirió a Folengo el expediente de latinizar por medio de la desinencia –m o –um clases de palabras invariables, como adverbios y locuciones adverbiales (VI 13: acenam “a cena”; V 451: adossum “addosso”; XIV 259: assaium “assai”; VIII 16: maium “mai”; X 298: ladentrum “là dentro”; VI 515: tu tan trattum “tutt’a un tratto”)5.

Formaciones de este tipo, junto con los artículos determinados, son calificadas expresivamente por Paoli como un “folenghiano deteriore”. Para él, “questi illogici maccheronismi, più che voluti errori, sono monstruosità linguistiche, perchè non si limitano a dichiarar guerra alla normale morfologia grammaticale, ma sovvertono lo stesso spirito logico della grammatica, non rispettandone le categorie”6.









1 Aunque Paoli emplea este término (cf. o.c., pp. 26-27: [...] Il latino maccheronico, nel suo senso più proprio, non è soltanto un linguaggio misto, ma contiene anche un certo numero di parole errate; inoltre non si limita a giustapporre elementi di natura linguistica diversa, ma li fonde. Nel latino maccheronico di qualsiasi tipo, latino e volgare interferiscono continuamente fra loro [...] mettendoci di fronte a una massa di parole nelle quali non si riesce sempre a stabilire dove una lingua finisca e dove cominci l’altra) su conceptualización se debe a Uriel Weinreich, quien en su libro Languages in contact (1953) estudiaba los problemas relacionados con el bilingüismo, y hablaba de interferencia para referirse a los fenómenos de desviación en las normas de cada lenguaje que presenta el habla de los bilingües. Los principios de Weinreich fueron utilizados posteriormente, como veremos, por otros estudiosos italianos como Paccagnella y Segre en su caracterización del macarroneo.
2 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 158-160
3 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 161-162
4 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 162-166
5 Paoli señala (p. 165) otro caso notable de “ilogismo macarrónico”, basado en la fusión de inconciliables expresiones de latín e italiano, en formaciones en las que a una palabra latina, que es la traducción regular de la correspondiente italiana, se antepone, como elemento integrante o como prefijo un elemento de la expresión italiana (Baldus V II 34: altandem [lat. tandem, ital. ‘alfine’]; ib. XVI 183: numquam maium [lat. numquam, ital. ‘non mai’]; VI 375: cum tecum [lat. tecum, ital. ‘con te’], etc.)
6 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 77. Paoli representa aquí algunos de los errores más típicos del logicismo gramatical, como el fundamental de considerar el lenguaje como un objeto de naturaleza lógica; mejor dicho, como producto del pensamiento lógico; así como el error de “colocar la “logicidad” (=semanticidad) en el “sistema”, en la lengua abstracta, por ej., atribuyendo determinados significados categoriales a determinadas “formas” y pretendiendo que a la misma forma corresponda siempre el mismo significado, o que el valor comprobado simplemente como el más frecuente sea el valor constante de la forma considerada. Es lo que ocurre cuando se pretende atribuir a una forma como blanco valor adjetivo, no en tales y cuales empleos, sino “en la lengua española”, o cuando se afirma que, si en un determinado empleo blanco es sustantivo, esto sería de algún modo “contrario a la lógica””(cf. E. COSERIU, “Logicismo y antilogicismo en la gramática”, o.c, pp. 238, 242). De este modo, Paoli incluye entre sus “macarronismos ilógicos” el frecuente uso folenguiano de sustantivar o adjetivar mediante desinencia latina grupos indeclinables de palabras, que en italiano o son sustantivados mediante el artículo, o son usados como adjetivos por su valor atributivo. Así, de expresiones como ‘l’Ite missa est’, ‘acqua da bere’ o ‘uomo da poco’, para las que Paoli se esfuerza en buscar una equivalencia latina conforme a la “lógica” gramatical, Folengo crea el sustantivo Itemisestum y los adjetivos de segunda y tercera declinación dapocus y dabever (p. 163).


Imagen: portada de una edición de fragmentos de obras de Folengo a cargo de U. E. Paoli

sábado, 10 de marzo de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE U. E. PAOLI (VII): MACARRONISMO DE CALCO


  1. MACARRONISMO DE CALCO.1


Estos macarronismos, según Paoli, contribuyen no menos que los anteriores a dar variedad y fuerza expresiva al lenguaje macarrónico. Su rasgo esencial reside en su naturaleza de calcos: son expresiones que, aunque formadas de palabras de latín regular, representan una anomalía por estar forjadas sobre formas vulgares extrañas al latín.

Algunos de tales macarronismos, los más simples, tienen su raíz en el latín tardío o vulgar en formas que reflejan el habla del pueblo; otros, por el contrario, son calcados de expresiones populares muy alejadas del latín. Por ejemplo, si a longe, traducción literal de “da lungi”, está ya en el latín de la Vulgata, no podría buscarse en un léxico latino el correspondiente formal de pedes iacom iacom faciunt (XVII 129) “i piedi fanno giacomo-giacomo”2. En todo el macarróneo, señala Paoli, la parcela del léxico calcado es aquella donde la oscilación entre latín y vulgar presenta la máxima amplitud.

El acoplamiento de preposiciones con adverbios, del que existen ya testimonios en latín clásico y se vuelve usual en el tardío y particularmente en la Vulgata, por el doble influjo del habla popular y del griego (a longe, de foris, de retro, ex tunc, etc.), es muy frecuente en el macarroneo (TIFI, 649: a retro; FOLENGO, III 376: a longe; IV 136: ex inde; V 368: de retro); pero, una vez más, Folengo extiende esta libertad a expresiones más complejas y de tipo más característicamente vulgar, como en los adverbios sub et supra “sotto sopra” (I 258), perque hinc perque inde “e per di qua e per di là” (III 6), y así a construcciones sintácticas absolutamente extrañas al latín, como en el infinitivo regido por preposición (XII 174: res... ad credere dura “cosa difficile a credere”; XVIII 89: habeo... ad dicere “ho da dire”; XXII 165-166: nos... vocavit ad esse... soldatos “ci chiamò ad esser soldati”; II 180: exiguam propter fabricare fritaiam “per farsi una frittatina”).

Estas formas de macarroneo calcado, ya de por sí lejanas del latín clásico, apuntan a su vez el paso a traducciones literales, con aspecto más o menos latino, de modos de hablar o de expresiones proverbiales características y peculiares del vulgar italiano; por ejemplo, además del citado XVII 129: (pedes) iacom iacom faciunt, XIV 202: non cernit plus oltra sui quam culmina nasi “non vede più in là della punta del suo naso”; XXIV 242: mercadanti... fecerat aures “aveva fatto orecchi da mercadante”3, etc.

Abundando en estos macarronismos sintagmáticos o de calco, Paoli considera que la razón de que la poesía macarrónica haya alcanzado un desarrollo en Italia que no ha tenido en otros países reside en la influencia de los modos del habla vulgar que sustenta estos macarronismos. El vulgar es un directo descendiente del sermo plebeius latino, es un latín evolucionado; y por eso, el escritor macarrónico viene a reconstruir inconscientemente formas y modos de expresarse a través de los que el latín ha debido pasar necesariamente en el proceso que lleva al romance4.

A las macarróneas en lenguas no romances les falta, ciertamente, el continuo abastecimiento de posibilidades combinatorias que proporciona el sustrato vulgar, recreando el latín según los modos del habla vulgar y dialectal, y esto es, concluye Paoli, lo que le da vida y variedad al macarroneo italiano5.







1 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 156-158.
2 Se trata de una expresión popular italiana todavía viva, empleada a propósito de las piernas cuando, por debilidad, parecen plegarse y crujir y hacer ‘Giacomo Giacomo’ (cf. T. FOLENGO, Baldus, ed. FACCIOLI, p.556 n.129)
3 Para más ejemplos de fraseología vulgar en lengua macarrónica cf. PAOLI, o.c., pp. 166-167.
4 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 50-52
5 Paoli trae a colación dos poemas macarrónicos, uno del polaco Jan Kochanowski, contemporáneo de Folengo (carmen macaronicum de eligendo uitae genere) y un poemita sobre pulgas (Floia) de un pseudónimo alemán, Griphaldus Knicknackius ex Flolandia. Paoli demuestra que pasa fácilmente estos textos macarrónicos a latín sustituyendo las palabras macarrónicas por sus equivalentes latinas (o.c. pp. 56-57). Sobre el último de los poemas citados cf. O. DELEPIERRE, o.c., pp. 181,185, 315-316 y G. SICHEL, “Aspetti maccheronici nella letteratura tedesca”, Atti Convegno 1977, p. 348.

sábado, 3 de marzo de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE U. E. PAOLI (VI): MACARRONISMO IRREGULAR

A.3) macarronismo irregular. Seguidamente, Paoli ilustra la existencia de un macarronismo, mixto de los dos anteriores, al que da el nombre de “irregular”. En ellos el error morfológico se presenta también en las palabras macarrónicas que se obtienen por un simple enmascaramiento de palabras vulgares. Tal sucede en algunos macarronismos en los que la desinencia adoptada no es conforme a la correspondencia normal entre declinación latina y terminación italiana. De modo análogo a como los monemas italianos “sermone” y “Tritone” derivan de sermo, –onis, Triton, -onis y “elegante” de elegans, -ntis, una simple latinización de “buffone” y de “galante” daría buffo (o buffon), -onis, galans, -ntis. Pero la anomalía gramatical aparece cuando encontramos, tanto en Folengo como en sus precursores, formas como buffonus y galantus. Estas palabras con doble marca macarrónica (palabras vulgares travestidas, desinencia latina irregular), alternando con otras cuya desinencia es regular, contribuyen a dar variedad al macarróneo. Ejemplos de declinación heteróclita en la misma palabra se encuentran en Tifi restringidos sólo al epónimo de su poema, que ora es de la tercera declinación (v. 638: macaronibus), ora, y con más frecuencia, de la segunda (vv. 387, 392, 455, 459: macaronos; v. 579: macaronorum); pero Folengo se sirve de ellos con mayor abundancia (VI 482: boschis; VI 142: boschibus; XVII 111: buffon; XXV 607: buffonus; XX 754: forzis; XX 155: forzibus)1.


En las palabras que acaban en –ns, -ntis, italiano “-nte”, Paoli enuncia una regla folenguiana, según la cual las formas de participio usadas en función verbal, siguen la tercera declinación (XXV 592: manum porgens “porgendo la mano”; II 164: sic parlans “così parlando”); si son adjetivos, o bien participios usados como atributo o predicativo la segunda (I 441: arte galanta “con bell’arte”; X 102: sufficientus ero “sarò bastante”; XI 285: aquae plena boientae “piena d’acqua bollente”); si son sustantivos, indistintamente una u otra (XX 470: fendentem “fendente”; XII 513: fendento). El sentido de tal “regla” es el de conciliar la máxima variación con la claridad de expresión, teniendo en cuenta que, por ejemplo, manum porgentus por manum porgens sería equívoco, mientras que no lo es aquae boientae.




1 Bonora afirma que en la red. T estas formas se dan generalmente con palabras desconocidas al dialecto o para cuya formación no es necesario pensar en un equivalente dialectal: boschibus (Baldus T IV 226), en cuyo margen se lee que es usado “pro boschis causa sinopologiae”, tenorus (ib. III 138) que lleva al margen: “tenor et tenorus”, falconus (ib. XV 3), para el que se da no obstante la advertencia “falco et falconus” remiten a palabras que no son típicamente dialectales aunque no faltan en el dialecto (cf. o.c. p. 76). Este tipo de macarronismo está relacionado con uno de los medios más simples adoptados por Folengo para la creación de nuevas formas macarrónicas, la abolición de la desinencia, aparentemente sugerido por el dialecto (Baldus V XVI 591: nespol ‘nespolo’; ib. XI 569: gamber ‘gambero’; ib. XVII 111: buffon ‘buffone’), pero siempre aplicado de modo que se salve el mínimo de aparente latinidad que es conciliable con el carácter general del macarróneo. Así, la desinencia es omitida sólo en los casos en los que en el latín son posibles formas sin desinencia (nom. voc. sing. masc.; nom. voc. ac. sing. neutro) (cf. E. BONORA, o.c., p. 77 y U. E. PAOLI, o.c., pp. 160-161).