CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

domingo, 29 de diciembre de 2013

TERCERA Y ÚLTIMA ETAPA DE LA BIOGRAFÍA LITERARIA DE TEÓFILO FOLENGO




En 1534 Folengo reingresa en la orden benedictina, y allí permanece hasta su muerte en 1544. Este último decenio es la tercera fase de su producción literaria, y marca una vuelta a la producción macarrónica. La tercera redacción de las macarroneas, conocida como Cipadense, apareció sin fecha, aunque puede datarse verosímilmente en 1534-1535. En 1538 es trasladado a Sicilia, donde compone en lengua vulgar una pieza de teatro sacro llamada Atto della Pinta1 por ser representada en la iglesia de Santa Maria della Pinta, un poema del mismo tenor, la Palermitana2, y comienza un poema en hexámetros latinos, la Hagiomachia3, que queda incompleto. Los poemas sacros deben ser considerados como una transposición literaria de la meditación monástica, sugerida por la voluntad de conciliar empeño ascético, y pasión por la poesía4.De Sicilia retorna al norte de Italia hacia 1542, y pasa como prior al pequeño convento de Santa Croce de Campese, donde fallece el 9 de diciembre de 15445. La muerte sorprende a Folengo cuando preparaba la cuarta redacción de sus macarroneas, pasión de toda una vida6, que fue publicada póstumamente en 1552.





1 Esta pieza fue representada entre 1538 y 1539, pocos meses después de la llegada de Folengo a Palermo, señalando el prestigio que circundaba al poeta mantuano. Traía a escena la creación del mundo, del hombre y la Encarnación de Cristo. Fue puesta en escena con renovado éxito hasta comienzos del siglo XVII junto con otras piezas trágicas escritas por Folengo, de las que sólo se conservan los títulos: una Santa Cristina, una Santa Cecilia y una Santa Caterina. Bibliografía sobre esta obra en M. L. DOGLIO, "La Palermitana di Teofilo Folengo tra "Coliseo Pastorale", riscrittura, Institutio Christiana e poema sacro", Atti Convegno 1991, p. 103. M. A. BALSANO, "L'Atto della Pinta: un crescendo durato mezzo secolo" en D. FICOLA (ed.), Puncta 5. Musica sacra in Sicilia tra Rinascimento e Barocco. Atti del Convegno di Caltagirone, 10-12 dicembre 1985, Flaccovio, Palermo 1985, pp. 195-235 señala muchos puntos de contactos con el teatro contemporáneo ibérico, y apunta la hipótesis de que Folengo estuviera en España en torno a 1525 en el séquito de Ferrante Gozanga, virrey de Sicilia. El texto del Atto fue editado en 1994 por M. DI VENUTA, cf. también "L'"Atto della Pinta": una sacra rappresentazione nella Palermo del Cinquecento", Quaderni Folenghiani 2 (1997/98), pp. 55-72, quien propone como fecha de estreno el 25 de marzo de 1539, con el propio Folengo como director de escena, y señala como fundamentales las representaciones de 1562 y 1581. Bibliografía actualizada se encuentra en G. ISGRÒ, "La virtualità scenica dell'"Atto della Pinta"", QF 6-7 (2006-2009), pp. 77-90.
2 Compuesto entre 1540 y 1541, se trata de un poema inacabado en tercetos con notables ecos dantescos, destinado a ampliar el horizonte de la Umanità presentando en su primer libro la historia del Antiguo Testamento y en el segundo la del Nuevo. Los materiales bíblicos de la parte inicial (de la creación a la aparición de Cristo) vienen aquí introducidos en un auténtico drama religioso, que Folengo imagina representado por una comunidad de pastores en Palestina. Son los mismos sucesos del Atto della Pinta, descritos y "narrados" esta vez por un testigo ocular que registra también todos los aspectos técnicos de la representación. El autor-espectador, de hecho, asiste al espectáculo y lo comenta en detalle con la ayuda de Palermo, abad de una anexa comunidad de monjes. Este originalísimo meta-teatro épico, del que el Cinquecento no ofrece otros ejemplos, se enriquece luego con importantes notas autobiográficas; con un salto respecto a la Umanità y más bien un retorno al Caos. El expediente escénico permite, de hecho, insertar al propio Teófilo en la vicisitud, con una serie de alusiones a los conflictos de la orden benedictina. Clamorosamente personalizado es también el expediente estructural con que el poeta divide el primer libro del segundo, lanzando al mismo tiempo una invectiva contra la iglesia corrupta. La representación termina con las durísimas palabras de Dios a la indigna Sinagoga y con el anuncio de una comunidad cristiana renovada por Cristo (de lectura también en clave actual y reformista). Inmediatamente después, los pastores y el propio Folengo asisten en la realidad al verdadero nacimiento de Jesús. El autor en primera persona entra luego en la Sagrada Familia como sirviente, recoge su testimonio, revive los hechos del Evangelio en el momento mismo de su realización. Este juego entre la ficción del teatro (filtrada por el poema) y la realidad del Cristo Viviente, este espléndido anacronismo que conjuga autobiografía potencial e historia sacra, demuestran que la pasión por el experimentalismo formal acompañó al monje hasta sus últimos años (cf. R. RINALDI, "L'allegoria maccheronica di Teofilo Folengo", Umanesimo e Rinascimento, Utet, Torino 1990, vol. II, p. 1577). Sobre la tradición textual del poema, su estructura y fuentes cf. M. L. DOGLIO, o.c., pp. 103-117. Existe una notable edición de la obra a cargo de P. DE CORSO (T. FOLENGO, La Palermitana, Olschki, Firenze, 2006).
3 Consta de 19 passiones o vidas de santos. C. MARANGONI (cf. "Materiali per un commento alla "Hagiomachia" di Teofilo Folengo", Atti Convegno 1991, pp. 485-490) llama la atención sobre la riqueza del latín humanista de Folengo, tanto por la variedad de sus modelos como por la apertura a todos los momentos y tipos de latín, de lo que es síntoma la creación de neologismos y el empleo de términos inusuales. Una descripción de su tradición textual puede hallarse en A. CAVARZERE, "La tradizione manoscritta della "Hagiomachia". Una postilla", Atti Convegno 1991, pp. 481-484. El mismo Marangoni (cf. IDEM, "Parole e figure del martirio nella Hagiomachia", QF 2 (1997/8), pp. 73-80 estudia las fuentes y iuncturae clásicas presentes en la obra, que aún no ha sido editada en su totalidad. En la necesidad de una edición comentada y un estudio de fuentes del difícil latín humanista folenguiano insiste A. Cavarzere (cf. IDEM, "Vicende editoriali dell'Hagiomachia", QF 2 (1997/98), pp. 95-108, quien ha editado algunas passiones (cf. IDEM, "Dall'Hagiomachia di Teofilo Folengo (II): Cucufatus et Felix contestes", QF 3 (2000-2001), pp. 107-120; "Dalla "Hagiomachia" di Teofilo Folengo (III): "Cyrus ac Ioannes contestes", QF 6-7 (2006-2009), pp. 15-58 -con stemma codicum descriptorum y bibliografía actualizada-).
4 cf. M. CHIESA, "Don Teofilo della sobrietà", QF 1 (1995/96), pp. 13-42: 38-39. Tal esfuerzo de conciliación es sincero, pese a la leyenda autobiográfica goliardesca difundida en las Macarroneas y adoptada por parte de la crítica, que explica también las obras sacras folenguianas como satisfación cínica de una exigencia de la Congregación benedictina para su readmisión: "Questo trapassare dell'esperienza spirituale del monaco nell'opera letteraria viene ad essere una prova dell'autenticità di ambedue: la meditazione è uno degli impegni più ardui, nel quale è difficile fingere; e un'opera così radicata nell'esperienza monastica non può nascere solo per sollecitazioni esterne" (Ib. p. 39).
5 Sus hermanos de religión lo enterraron donde aún hoy se encuentra, en la capilla situada a la derecha del altar mayor, en el ángulo noreste de la iglesia, donde desde siempre los monjes benedictinos solían tener su cementerio y dar sepultura a sus muertos. La historia de su tumba es también un poco la de la fama de Folengo: desde su muerte hasta inicios del siglo XVIII se vió enriquecido su sepulcro con numerosas inscripciones laudatorias en griego, francés, hebreo, italiano y español. Del setecientos en adelante, coincidiendo con el olvido del poeta, la tumba cae en un lento, progresivo e irremediable abandono, traducido en la pérdida de muchas inscripciones. Tras la unificación de Italia (1866), con la revaloración romántica del poeta y su poesía, la capilla y la tumba de Folengo tornaron de nuevo a resplandecer, aunque no mejoró su estado de conservación, de suerte que las goteras provocaban, en la segunda mitad del siglo, la pérdida de muchas de las inscripciones pintadas en torno a la tumba. A comienzos del siglo XX, y de acuerdo con el creciente interés y las continuas peregrinaciones de poetas y hombres de cultura de todas partes de Italia, se dispone un libro de visitantes ilustres, inaugurado el 6 de septiembre de 1903 por el poeta Carducci. Caída la capilla tras la segunda guerra mundial en un grave estado de abandono, por insensibilidad e incuria, fue renovada y dotada de iluminación dos años antes del célebre congreso folenguiano de 1977, con el sacrificio de las antiguas inscripciones bajo una buena capa de cal. Con motivo del quinto aniversario del nacimiento de Folengo (1491-1991), la capilla tomó un nuevo aspecto, más decoroso y conforme a las expectativas de sus visitantes, que, además de disponer como en el pasado de un registro para firmas, pueden admirar allí, inscritas sobre las paredes, las numerosas y a menudo audaces manifestaciones de simpatía humana y admiración literaria de generaciones enteras. Al lado izquierdo del sofito puede leerse una inscripción en español, curioso testimonio indirecto de la fama del poeta macarrónico en nuestro país: "Aca Merlin Poeta es sepultado / Que en rudo estil de acentos muy grosseros / A porfia de Maron, y Marte Ayrado / Y las quexas cantò de los vaqueros" (cf. FRANCO SIGNORI, "La tomba di Teofilo Folengo e le sue iscrizioni", Campese e il Folengo, Comunità parrocchiale di Campese, Campese 1991, pp. 105-116. La inscripción fue anteriormente reproducida por A. MOMIGLIANO, "La critica...", p. 179 -el único que transcribe la coma del tercer verso-, y C. CORDIÉ, "I fratelli Folengo e la Spagna", Letterature moderne, I (1950), p. 73).

6"[...] il Folengo, dichiarando l'efficacia della poesia sacra per percepire verità sublimi e ritenendo la poesia profana una pausa alle più gravi cure, può lavorare con forte impegno intellettuale alle opere sacre e tornare a limare le proprie opere macaroniche", cf. P. DE CORSO, cit. edición de la Palermitana, p. 19.

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